sábado, 4 de abril de 2015

En el rio






"... En una ocasión Fran atrapó una ranita, era de color verde intenso. Él, con su puño cerrado formaba una prisión para la criatura. Acariciaba su cabecita también de color verde. El arco que tenía sobre sus grandes ojos era sin embargo de color dorado. Decidí acariciarla yo también. Su piel era suave y al mismo tiempo fría. Sus ojos eran grises y sus pupilas jaspeadas y brillantes. Yo, deseaba tenerla entre mis manos pero, la ranita, temerosa, dejose ir dando un gran salto. Al principio aterrizó en la orilla del río, bebido al fuerte impulso que llevaba dio una graciosa voltereta girando sobre sí misma, enharinando su piel en la arena,  luego, una vez repuesta y ya libre, limpió sus vivos ojos con sus deditos de ventosa, se oyó croar una vez. Fran intentó cogerla de nuevo. La ranita, de un brinco se alejó dejando dibujada, en esta segunda ocasión, una acrobacia en el aire, encontró el río, enturbió algo el agua con su traje de barro, y desapareció en el fondo dejando tras de sí un rastro de pequeñas ondas. Fran se enfadó conmigo". 

 

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