Al menos con este Gobierno ya no quedan mediocres. Todos están siendo desplazados de su sitial.
No interesan, porque -según ellos, el Gobierno-, hay que alimentarlos y sale más caro mantenerlos que enviarlos directamente al lamedal de la miseria, allí donde no cuentan.
Pobres siempre ha habido y habrá, es cuestión de números: para que haya un rico, que viva como mil, debe haber al menos un millar de pobres que lo agasajen.
Ahora bien, sale más a cuenta ser pobre que ser ninguneado; porque al menos el pobre algún día podrá sonreír; el segundo, el que no es nada, el que no cuenta, al intentarlo incluso babea.
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